martes, 10 de mayo de 2016

El taxista afortunado


El taxista afortunado

En cierta ocasión me llamaron de una empresa para que les pusiese al día la contabilidad ( que era mi ocupación laboral por las tardes) y como vi que me interesaban las condiciones económicas no tuve inconveniente . Se trataba de una empresa incluida en el ramo metalúrgico que yo lo dominaba perfectamente . Cuando pasó cierto tiempo y tuvo suficiente confianza el amo me contó su historia. El estaba haciendo el taxi preferentemente desde el aeropuerto del Prat hasta Barcelona. Un día se montó un señor ingles que chapurreaba el castellano y en pocas palabras le dijo que había comercializado un invento muy interesante que consistía en soldar tubos de cobre sin tener que poner aquellas tuercas con las cuales se hacían los empalmes. Además se podían hacer codos y otras formas con los tubos para realizar uniones en las tuberías hidráulicas. Venia a Barcelona porque sabía  que era la región más industrializada de España y necesitaba de una persona que quisiese dirigir la empresa que quería montar. El buen inglés pensó que los conocimientos de entonces de un taxista eran suficientes , por los conocimientos que tenia que tener para hacer pequeñas reparaciones en el motor de su coche y que el taxista tenia el suficiente don de gentes para tratar de negocios con los talleres. En el poco tiempo que duró el viaje a Barcelona taxista e ingles se pusieron de acuerdo y así  se estableció en España una industria que vino a solucionar muchísimos problemas en las instalaciones industriales de fábricas y talleres y en las reparaciones de lampistería.      

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